Colgada de tus cerros, la vida hipnotiza, bulle entre la bahía y el cielo, sube y baja tus senderos...más allá, más allá. Qué voy a decir yo mejor que tú lo has dicho Pablo Neruda. Pondré aquí tus palabras, espléndidas, magníficas, pondré lo que, insuficientemente, mi cámara quiso detener; pero esa “Joya del Pacífico” que nunca se borrará de mis recuerdos no se puede percibir en un texto...hay que sentirla, verla, oírla, y aún así apenas se intuye su vitalidad.
“Yo he vivido entre estos cerros aromáticos y heridos. Son cerros suculentos en que la vida golpea con infinitos extramuros, con caracolismo insondable y retorcijón de trompeta..........Valparaíso necesita un nuevo monstruo marino, un octopiernas que alcance a recorrerlo. Yo aprovecho su inmensidad, su íntima inmensidad, pero no logro abarcarlo en su diestra multicolora, en su germinación siniestra, en su altura o su abismo” Pablo Neruda
Valparaíso tiene un medio de transporte único en el mundo, los ascensores o funiculares. Ellos alivian la subida a los cerros. Constituyen uno de los patrimonios culturales, sociales y turísticos más importantes de la ciudad. El que nosotros abordamos, Artillería, fue inaugurado en 1893.
Al día siguiente de este recorrido llegó Felipe al hotel y nos dijo:
- Quién se anima esta noche a un paseo sorpresa.
Los que lo habíamos conocido nos tentamos pronto sabiendo que no nos decepcionaría...qué acertada decisión!!! Con las ventanillas cerradas, ésa fue la consigna, nos dejamos conducir confiados. Cuando la pequeña locomoción se detuvo y descendimos, estábamos en un mirador sobre los cerros...así, como Neruda lo dijo, increíble, vimos brillar a Valparaíso

La ciudad de Valparaíso fue declarada el 02 de Julio de 2003, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El 6 de mayo del mismo año había sido nombrada Capital Cultural de Chile. Esta designación es un reconocimiento de lo que significa para la humanidad toda su riqueza histórica, artística, estética y antropológica.
Y como no todo es poesía en este mundo, por qué no decir que, para alguien como yo, que vive a 800 kilómetros del mar y a quien le apetecen exageradamente sus frutos (en mi ciudad sólo se consiguen congelados o en latas), Valparaíso es el edén de la gastronomía. Toda clase de pescados y mariscos, recién sacados de sus aguas, fueron mi sustento mientras estuve en Chile. Que total para el asadito ya sobraría el tiempo.
CALETA DE PESCADORES
