IMAGEN: oscarsz
Siempre venís por la vereda de enfrente, siempre venís en sentido contrario. Tu cuerpo es delgado, sin embargo parece que te pesara, lo arrastrás como si quisieras llegar antes que él. Cuando te faltan poco más de cincuenta metros empezás a gritar:
- Señorita ¿Cómo estás? Vos sí que me enseñaste bien matemática. Señorita ¿sabés que ahora voy a estudiar ingeniería? ¡Cómo estudiaba con vos matemática! Vos me enseñabas bien, me gustaba. ¿Lo conocés a mi primo, al Marito? Él no sabe nada señorita ¿No le enseñás al Marito? Enseñale señorita.
- Sí Víctor, quedate tranquilo, le voy a enseñar.
¿Qué te voy a decir Víctor? Que Marito abandonó la escuela, que anda en malas compañías, que no le interesa ni un poquito la matemática.
Me acerco. Sabés que no me gusta gritar y, aunque quisiera, la voz no me da; son muchos años de hablarle a los chicos, "enfermedad profesional" le dicen Víctor; y ahora, además, volví a fumar. Ya no me cuido la voz, ya no les enseño a los chicos, aunque a veces me escapo de la Dirección y me meto en una clase de matemática, le digo al maestro que descanse, que me deje un ratito....ay ¡cuánto me gusta!...
Te digo:
- Víctor, no es que yo te enseñaba bien. Es que vos sos muy inteligente. Eras de los mejores de la clase, eras mi crédito ¡Estaba orgullosa de vos!
Vos sabés que no grito, pero hablo con fuerza. Que todos escuchen. Ya me cansé de que te miren burlones. Es verdad, les digo a todos. Y les cuento cómo eras. Al principio nadie nos creía, pero ahora ¿te diste cuenta que ya no se ríen? Tal vez están cansados de que les cuente. O ya nos creyeron, no sé.
Y seguimos hablando los dos, en voz bien alta. Víctor ¿te acordás? A la salida del cole, vos, Marcelo y Leo se iban conmigo hasta la puerta de mi casa y se peleaban por llevarme el portafolios ¿Sabías que Marcelo es maestro de matemática ahora? ¿Y que tuve la suerte de trabajar alguna vez con él? ¿Sabías que el último año que fui maestra tuve de alumnos a los hijos de Leo? ¿Sabías que cuando me dijiste que habías empezado ingeniería yo estaba segura que ibas a alcanzar tu sueño? Vos podías.
Charlábamos y nos reíamos mucho, y había tanto respeto entre nosotros. De vez en cuando les decía:
- Chicos vuelvan, sus mamás se van a preocupar.
- No seño, ya saben.
Después lo hablaba con ellas, y se sentían tan contentas de sus hijos! ¿Sabés Víctor que ahora no permitiría eso? No sé si vos te das cuenta, pero los tiempos han cambiado mucho; ahora se habla de acosos, de retener personas, en el mejor de los casos dirían que los uso para llevar la carga de mi portafolios. No se puede dar rienda suelta a los sentimientos; siempre hay que mirar un poco más allá. De cuántas cosas nos privamos por eso...
Cuando mis hijos eran más chicos les daba vergüenza que me gritaras por la calle, pero les hablé tanto de vos que ahora te respetan mucho y hasta le cuentan la historia a la gente. Aunque no hace falta, ya todo el barrio lo sabe; te gustaba tanto matemática.
Víctor...a mí me gusta encontrarte y que me grites por la calle; que me grites desde la estación, mientras me estoy yendo o voy llegando en el colectivo; porque si no, sé que ha pasado algo, que tuviste una crisis, que te llevaron al hospital. Por eso se me ilumina la cara cuando te veo venir por la vereda de enfrente y me decís que ahora vas a volver a ingeniería.
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